Vol. 1. N°23 (I Semestre 2016) – Foro Científico
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Playa Ancha
Valparaíso,
Chile | e-ISSN 0718-4018 http://www.revistafaro.cl
Tratamiento de los
contenidos digitales
en la empresa de
comunicación en España
¿Nuevas competencias
y nuevos perfiles profesionales?
Digital
Contents Management in Spanish Social Media Companies
New
Skills and New Professional Profiles?
Miriam Rodríguez
Pallares
Personal investigador.
Miembro del MediaCom UCM
Universidad Complutense
de Madrid
mrpallares@pdi.ucm.es
Recibido: 24 de diciembre de 2015
Aceptado: 23 de mayo de 2016
g
Resumen Content curator es una figura a caballo
entre la comunicación, el marketing y la documentación que ejemplifica los
cambios en la demanda profesional que exige el nuevo paradigma comunicativo
digital. A partir de la popularización de este concepto, se trata ahora de
presentar una reflexión sobre su vinculación con las nuevas competencias
atribuidas al gestor de contenidos o documentalista. La metodología de esta
comunicación, analítico-sintética, se basa en la revisión bibliográfica y la
observación. El proyecto surge de los resultados de dos proyectos de
investigación cuyos objetivos buscaban, por un lado, identificar y analizar las
políticas de gestión de contenidos en el contexto radiofónico español y, por el
otro, establecer una relación entre el perfil solicitado en los medios de
comunicación radiofónicos y la formación ofertada a los estudiantes del Grado
en Información y Documentación de la Universidad Complutense de Madrid. Las
conclusiones nos permitirán observar como la comunicación digital, asincrónica,
no lineal y móvil, plantea nuevas posibilidades profesionales en las áreas de
la información y documentación, por un lado, y la comunicación, por el otro: la
falta de profesionalización de la figura del gestor de contenidos puede acabar
por perjudicar a su reconocimiento en el entorno laboral aun cuando sus
responsabilidades, adaptadas al medio y enmascaradas en nuevas terminologías,
son cada vez más necesarias y solicitadas. Sin embargo, precisamente estas
nuevas exigencias laborales añadidas a novedades terminológicas, significan la
apertura de nuevos nichos de actividad, bien para el gestor de contenidos, bien
para otros perfiles vinculados a la comunicación, como el periodista.
g
Palabras clave Content
curator - gestión de contenidos - perfiles profesionales - radiodifusión -
España.
g
Abstract Content curator is a figure connected with
communication, marketing and documentation and it is a perfect example of
professional exchanges demanded by the new communicative paradigm. Starting from
the popularization of this concept, we present now a reflection about how it is
linked with new competences assigned to content manager. The methodology used
for this communication, analytical and synthetic, is based on bibliographic
review and observation. The reflection arises from the results of two research
projects whose objectives were, on the one hand, to identify and to analyse the
content management policies applied in Spanish radio broadcasting companies
and, on the other hand, try to relate professional profiles which are requested
by the radio broadcasting and the educational training which is offered to
degree of Information and Documentation students. Finally, we can conclude that
the digital, asynchronous and non-linear communication brings new professional
possibilities linked with information and documentation, and communication: the
lack of content management professionalization can damage their organizational
recognition even when their responsibilities, adapted to the context and masked
with new names, are becoming more necessaries but, precisely these new
responsibilities added to new terminology means new opportunities to the
content manager or other professional profiles linked with communication, like
journalist.
g
Key Words Content
curator - content management - professional profiles - radio broadcasting -
Spain.
1.
Introducción
"El content curator es alguien que encuentra, agrupa, organiza y comparte
continuamente el contenido mejor y más relevante sobre un tema específico online" así describió Rohit Bhargava a
esta figura profesional, novedosa o no en función del intérprete, y lo hizo en
un manifiesto que la comunidad científica y profesional, coincide en señalar
como aquel que impulsó su popularización (Bhargava, 2009). En una analogía con
las clásicas "5 W" que describen la actividad periodística, el content curator sustenta su quehacer en
las "4 S": Search, Select, Sense making y Share (Guallar y Leiva, 2013).
El
término es significante de una figura a caballo entre la comunicación, el
marketing y la documentación. En definitiva, es una nomenclatura, recientemente
popularizada, que ejemplifica los cambios en la demanda profesional que exige
el nuevo paradigma comunicativo y que, sin embargo, no deja de ser, al más puro
estilo darwiniano (aunque no exento de réplicas y discusiones), la adaptación
al medio de la clásica figura del gestor de contenidos, aun cuando los
defensores del término content curator alegan sus diferencias pragmáticas. A partir de la popularización del content curator y su vinculación con el
gestor de contenidos, el objetivo de este texto consiste en analizar el papel
desarrollado por este último en el entorno de la comunicación mediática y su
perspectiva de futuro, al margen de las luchas de nomenclaturas e identidades y sin perder de vista que nos ubicamos
en un marco contextual condicionado por la concentración empresarial, las
políticas estratégicas y la comunicación digital.
En
la lógica de la inteligencia organizacional (IO) (Nuñez Paula, 2004; Choo,
1999), la gestión de contenidos alcanza su máxima en el contexto empresarial y
comunicativo, no sólo como guardián de la producción mediática, sino también
del resto de conocimiento explícito generado en el entorno empresarial y como
creador de contenidos propios. La correcta ejecución de sus responsabilidades
exige, por un lado, el respaldo de un modelo de negocio empresarial que apueste
por la cohesión organizativa y la implantación de políticas estratégicas y, por
el otro, responsabilidad profesional. Pero más allá de la función de gestión,
el entorno empresarial comunicativo debe sacar el mayor partido a sus activos
intangibles, es decir, al trabajo realizado en su organización y a sus
ejecutantes, en este caso se presta especial atención al valor añadido que el
gestor de contenidos puede aportar en el ecosistema de la empresa de
comunicación mediática.
2.
Hablemos del Content Curator
La
terminología es nueva, las habilidades no tanto. Alrededor de esta nueva figura
profesional circula la temática de varias publicaciones científicas que,
variando la perspectiva –de la aceptación a la crítica– coinciden
en señalar un punto clave en el origen del content
curator y es que surge como resultado inevitable de la multiplicación de
contenidos online.
El
ya interiorizado término de la infoxicación es el resultado del máximo exponente comunicacional en el entorno de la web
social pero, al tiempo, se ha convertido en un problema a nivel pragmático.
Cantidades ingentes de contenidos navegan por la red, las respuestas a miles de
interrogantes; el inconveniente está en identificar lo útil y descartar el
ruido. Pero, ¿dónde está el grano? ¿Dónde encontrarlo? Bien, éste es uno de los
cometidos del content curator.
En
una muy elaborada radiografía del content
curator, Guallar y Leiva-Aguilera señalan a Rohit Barghava, experto en
marketing, como el fundador de este concepto, no el primero en utilizarlo, sino
el autor del Manifiesto for the content
curation o el artículo que dio viralidad a esta figura profesional (Guallar
y Leiva-Aguilera, 2013: 18).
Como
ambos autores se encargan de aclarar en las líneas que componen su monografía,
el content curator es un profesional
que cabalga entre dos áreas de conocimiento: la información y la documentación,
por un lado, y la comunicación, por el otro, de igual modo que lo hacen el community manager, el gestor de
reputación online, el
documentalista-periodista o el fact
checker (verificador de datos). Además, está directamente vinculado
–en función del área en la que ejecuten su actividad de un modo más o
menos intenso–, con la documentación, con el periodismo, con el marketing
o con la marca personal. En una analogía con las 5W, múltiples veces repetidas
en las lecciones periodísticas, las principales funciones del content curator se pueden resumir en las
4S: search, slect, sense making y share y así describen su perfil:
Content
curation es el sistema llevado a cabo por un especialista (el content curator)
para una organización o a título individual, consistente en la búsqueda,
selección, caracterización y difusión continua del contenido más relevante de
diversas fuentes de información en la web sobre un tema (o temas) y ámbito (o
ámbitos) específicos, para una audiencia determinada, en la web (tendencia
mayoritaria) o en otros contextos (por ejemplo, en una organización),
ofreciendo un valor añadido y estableciendo con ello una vinculación con la
audiencia/usuarios de ésta. (Guallar y Leiva-Aguilera, 2013: 43)
Ambos
autores añaden, además, una serie de definiciones externas que corroboran el
despunte de este perfil en el ámbito científico:
Un content curator, un Intermedirio
crítico del conocimiento, es alguien que busca, agrupa y comparte de forma
continua (recordemos la real time web que vivimos) lo más relevante (separa el
grano de la paja) en su ámbito de especialización (Dolors Reig, 2010).
El content curator se encarga de la
búsqueda, agrupación y organización de información que será compartida externa
e internamente, sirviendo de intermediario crítico, ya que discernirá según la
importancia de los datos (Fundación de Tecnologías de la Información (FTI), 2012).
Un content curator es alguien que
encuentra, organiza, presenta y comparte información valiosa (contenido) de
diversas maneras sobre un tema específico, de manera que proporciona un
contexto especial y/o crea una vinculación única con sus lectores ( Tom George,
2013).
Es
curioso observar como todas estas definiciones se asemejan a la que
correspondería a un gestor de contenidos que, por supervivencia y en ejercicio
de su profesión, se mimetiza con el contexto digital en el que la comunicación
social online impregna todos los
campos de actividad casi sin excepción.
Tampoco,
en su muy completa reflexión sobre el content
curator, Guallar y Leiva-Aguilera obvian esta semejanza y recuperan,
además, las críticas que colectivos del sector de la documentación han vertido
contra la asignación de sus particularidades propias en favor de una nueva
figura profesional. Nieves González (2011), Julián Marquina (2013) o Sandra
Sanz-Martos (2012) son los nombres propios que se utilizan como ejemplo de la
reivindicación de las actividades atribuidas al content curator a favor del documentalista o gestor de contenidos.
A
colación del surgir de este perfil profesional y de todo lo que se ha
argumentado en lo que respecta a su significante y su significado, Sandra Sanz
cita en su blog las palabras que Tomás Baiget, director de la revista El Profesional de la Información,
escribió en su día en el foro de debate IWETEL y que desataron un entusiasmado
combate de ideas (Sanz-Martos, 2012):
De
vez en cuando gente externa (extraña, más bien) a nuestra invisible profesión
inventa nuevos nombres para referirse a funciones que ellos acaban de
descubrir, sin tener ni idea de que los bibliotecarios-documentalistas las
hacemos desde hace muchos años". "Como siempre, añade Baiget,
sufrimos arrastrar ese nombre de 'bibliotecarios' que nos encierra
irremisiblemente en la 'biblioteca' (ya se sabe: catalogar y poner tejuelos a
libros, revistas, vídeos y CDs) y no nos deja salir de ella, al menos a los
ojos de la sociedad. Desde hace cosa de un año algunos han descubierto la gran
novedad de que, dada la gran cantidad de información que hay por el mundo, se
necesita alguien que se dedique a seleccionarla o filtrarla, y decidieron
ponerle el nombre information curator o data curator [...] A mi entender
nada justifica este nuevo nombre, pues el hecho de que ahora haya Internet,
webs y blogs no hace cambiar nuestras funciones de toda la vida. Ni tampoco
creo que lo justifique ningún posible matiz de contexto interno/externo,
empresa/administración pública... (Baiget, 2012)
Independientemente
de las más o menos apasionadas críticas por parte del ya maduro sector de la
documentación –parece que incapaz de aferrarse a una identificación
terminológica inamovible, en perjuicio, por supuesto, de su identidad–,
aquellos más receptivos a la idea de que el content
curator implica realmente aportaciones distintivas reivindican como
diferenciación la relevancia social de su labor, el consumo de contenidos por
iniciativa propia y el carácter prescriptivo de su actividad (Varela, 2012),
por lo tanto, incluye en sus prácticas nuevas herramientas y trabaja con nuevos
soportes digitales. Es decir, la mecanización de las actividades que
tradicionalmente le eran atribuidas al gestor de contenidos ya no es excluyente
de otras actividades vinculadas a la creatividad. La multiplicación de estas
actividades o responsabilidades es algo que se refleja claramente en la
definición de las competencias amigas del content
curator como, el marketing –conocimiento de técnicas y estrategias de
marketing o comunicación institucional u organizativa– el periodismo
–habilidades de redacción, síntesis y actualidad especializada–, o
la inteligencia competitiva y la marca profesional (Guallar y Leiva-Aguilar,
2013: 29), siempre aplicando técnicas propias del gestor de contenidos.
La
preponderancia de unas u otras responsabilidades dependen, obviamente, del área
o sector en el que se esté aplicando la labor del content curator. Así Guallar y Leiva-Aguilar hacen una distinción
genérica entre el content curator personal o institucional en función de si realizan un proyecto para sí mismos o
para una organización, de ello depende la exigencia de habilidades trasversales
a este perfil, puesto que en un proyecto individual, la cadena de trabajo recae
sobre los hombros de un solo profesional.
Si
trasladamos esta reflexión al ámbito que nos ocupa, la empresa de comunicación,
observamos que es inevitable pensar, en un primer lugar, en el papel del content curator vinculado con el
periodista y el gestor de contenidos como parte de la cadena de producción,
pero desde una perspectiva estratégica, también encontraría lugar en el campo
del marketing, como parte del proceso de viralización y fidelización del
servicio mediático, y de la comunicación interna y la actividad realizada en
todas las áreas departamentales de la empresa, como parte de la inteligencia
organizacional.
Precisamente
la inteligencia organizacional es un punto clave en este discurso, puesto que
alrededor de este concepto se han erguido teorías que multiplican el servicio
del gestor de contenidos en la empresa de comunicación, tradicionalmente
vinculados en exclusividad a la gestión de contenidos mediáticos o
mediatizables (Rodríguez Pallares, 2016). Esta apertura del abanico de
responsabilidades del gestor de contenidos intersecciona con las habilidades
atribuidas al content curator, así es
que, dejando al margen por el momento su condición de términos sinónimos
parciales o totales, se detalla a continuación la labor del gestor de
contenidos como pieza imprescindible para con la actividad funcional y
estratégica de una empresa de comunicación mediática.
3. La
gestión de contenidos en el contexto de la Inteligencia Organizacional
[La
IO es la] utilización efectiva de la información del entorno de la organización
y de todas las operaciones internas, del conocimiento –en su sentido más
abarcador– existente fuera y dentro de la organización, en función de la
innovación o el mejoramiento continuo, el aprovechamiento de oportunidades, la
creación de nuevo conocimiento y valor, la formación y el bienestar de las
personas dentro de la organización, así como de los clientes y otras partes
interesadas y de la sociedad en su conjunto." (Núñez Paula
, 2004)
De
acuerdo con Núñez Paula
, se considera la IO como un concepto integrador de
una serie de subsistemas aplicables a un entorno empresarial más específico. El
siguiente esquema contempla, de forma simplificada, el flujo de trabajo de las
actividades implicadas en la búsqueda de innovación y apoyo en la toma de
decisiones corporativas en una empresa, vinculadas a políticas estratégicas
que
prestan especial atención a los activos intangibles
y que
generan o dependen de conocimientos explicitados susceptibles de gestión.
Ilustración
1
esquema de als actividades/competencias
que participan en las políticas estratégicas de una empresa. Fuente: Rodríguez
Pallares, 2012: 480
La
IO basa su esencia en la concepción de la empresa como una única unidad de
producción, como un todo, compuesto a su vez por varios subsistemas. Esta
premisa justifica el gráfico anterior como representación de la vinculación
inquebrantable de cada actividad estratégica empresarial, partes de un todo.
El
concepto de IO surge como resultado de la necesidad de superación competitiva
de las empresas en un mercado ahora globalizado, marcado por la concentración
empresarial y condicionado por la imposición de Internet como canal de
comunicación y catalizador de nuevas estrategias comerciales. En busca de esa
ventaja competitiva, las empresas aplican ahora políticas estratégicas o
"conjunto de acciones ofensivas o defensivas de la empresa para posicionarse,
influir y/o anticiparse al mercado con el fin de crear y desarrollar una
ventaja competitiva a largo plazo" (Porter, 1999 en Barceló
-Llauger, 2001:38). Estas políticas basan su
actividad en la gestión de los activos intangibles organizacionales a fin de
mejorar su oferta y sus resultados
económicos.
La
ejecución de las actividades englobadas bajo el paraguas de la IO busca y
genera conocimiento, tácito y explícito, interno y externo, que en aras de
obtener beneficios a medio y largo plazo debe, imperativamente, ser gestionado
con el objetivo de facilitar la toma de decisiones futuras responsables a
partir de la experiencia previa. Aquí es donde la gestión de contenidos juega
un papel fundamental –y la gestión del conocimiento en el caso del saber
tácito–.
Si
recuperamos ahora la reflexión del apartado anterior, podemos asegurar que en
el seno de una organización dedicada a la comunicación mediática y en términos
ideales de actividad, la figura del gestor de contenidos encuentra cabida
estratégica en varias áreas del organigrama como complemento a diferentes
departamentos funcionales, un profesional que desarrolla competencias
específicas en función de su área de ejecución. Por lo tanto, se reitera que la
labor del responsable de la gestión de contenidos se bifurca en dos: la primera
es velar por la seguridad de los contenidos generados en el entorno corporativo
y facilitar, a partir de técnicas propias, su custodia y reutilización; la
segunda es la colaboración con el área en la que colabora –creación de
contenidos propios, volcado de contenidos en redes sociales, rastreo de
contenidos...–.
No
obstante, "estos procesos de gestión de contenidos no deben confundirse con los
procesos de negocio que constituyen la cadena de valor de la organización [...]
El análisis de procesos de negocio es un paso previo que debe hacerse para
identificar los activos y las necesidades de información de la organización"
(Eíto-Brun, 2013). Es decir, el alcance de la actividad de un gestor de contenidos
y el aprovechamiento de sus funciones dependen directamente del modelo de
negocio de la empresa propietaria y de su concepción como organización.
4.
Metodología, objetivos y límites:
Este
trabajo surge de las conclusiones vertidas por dos trabajos que sirven de
antecedentes directos y germen de esta comunicación.
El
primer proyecto de investigación basó su objetivo en el análisis de los modelos
de gestión de contenidos y del conocimiento aplicados en el entorno radiofónico
español y en el perfil de los responsables humanos de dichas actividades
(Rodríguez Pallares, 2016). El perfil de este profesional se vio complementado
por otro estudio que analizó el alcance, la visibilidad y la multiplicación de
responsabilidades del gestor de contenidos en el entorno radiofónico español
(Rodríguez Pallares, 2015). Ambas investigaciones seleccionaron como universo
una muestra representativa de empresas radiofónicas españolas basadas en sus
índices de audiencia –de acuerdo al Estudio General de Medios (EGM) de la
AIMC, las marcas radiofónicas más populares corresponden a las siguientes: SER,
COPE, Onda Cero y RNE– que, pese a no significar la totalidad de la
población, sí aportaban una visión significativa de la realidad en nuestro
país.
La
metodología aplicada para sendos proyectos se fundamentó en el estudio de casos
múltiples o la investigación sistematizada de diferentes realidades en base a
un mismo modelo de análisis. Un método que, según Stake, es "existencial (no
determinista) y constructivista" y pone el énfasis en la interpretación (Stake,
2007). A partir de la conjugación de técnicas cualitativas y cuantitativas se
obtuvieron los siguientes resultados:
R1-
El sector radiofónico en España, aun habiéndose implicado en transformaciones
cualitativas destacables, se beneficia de un status social que le proporciona
fidelidad por parte de sus audiencias, por esta razón no se ve presionado para
aplicar medidas que incluyan políticas de IO trasgresoras como la gestión de
contenidos y del conocimiento de forma trasversal a la organización.
R2-
El estudio de casos revela diferencias estructurales y organizativas evidentes
entre las radios analizadas (Fernández Sande, Rodríguez Barba y Rodríguez
Pallares, 2013: 396), pero también deficiencias comunes: no existe unidad
organizativa en lo que se refiere a su dirección empresarial y su actividad
productora en términos de gestión de contenidos y del conocimiento.
R3-
Las políticas de gestión del conocimiento son inexistentes de forma sistémica y
las políticas de gestión de contenidos tan solo se centran en los contenidos
mediáticos o mediatizables, potenciando la descentralización de gestión de
fondos de otras áreas de actividad de la empresa mediática.
R4-
La actividad de los gestores de contenidos analizados no contempla, a excepción
del caso de la Cadena SER, la posibilidad de crear contenidos propios con
reconocimiento de autoría.
R5-
Las líneas de negocio vinculadas a la radio online y a la radio tradicional, son independientes en términos de gestión.
El
segundo proyecto de investigación se planteó realizar un estudio simple en
términos muestrales cuyo fin era presentarse como un paso para afianzar la
transferencia de conocimiento universidad-empresa. Para ello, estableció como
parte de sus objetivos específicos observar si se corresponde el peso de las
competencias (habilidades y conocimientos) más presentes en la oferta formativa
universitaria con aquellas más valoradas para realizar labores de gestión de
contenidos en el contexto radiofónico generalista español y, por lo tanto,
saber si se está formando al gestor de contenidos de forma efectiva en términos
prácticos para su inserción en el contexto laboral de los medios de
comunicación, especialmente radiofónicos (Rodríguez Pallares y Pérez Serrano,
2015).
La
realización de este segundo estudio implicó, por un lado, la tipificación de
las asignaturas ofertadas en el Grado de Información y Documentación de la
Universidad Complutense de Madrid, identificando el número de créditos ECTS con
el sector profesional o las competencias genéricas a las que se enfocan, así se
obtuvo una radiografía que permitió conocer qué competencias tienen mayor peso
en el programa de esta carrera universitaria; por otro lado, se comparó esta
tipificación, primero, con las exigencias que los responsables de la gestión de
contenidos en los entorno radiofónicos analizados –SER, COPE y RNE–
establecieron como determinantes en su ámbito de trabajo y, segundo, con los perfiles
profesionales que se atribuyen al egresado en el Grado de Información y
Documentación desde la propia UCM y desde el Libro Blanco de la ANECA.
De
estas investigaciones se extrajeron conclusiones como que el Grado de
Información y Documentación impartido en la Facultad de Ciencias de la
Información de la UCM se establece como un centro eminentemente académico de
formación superior y no como escuela de oficio, es decir, se da especial
relevancia a la oferta de conocimientos trasversales frente a una especialización
sectorial, práctica y aplicada; o que, entre las habilidades exigidas en el
entorno radiofónico español, son valorados conocimientos y habilidades
vinculados al sector mediático radiofónico, muchos asociados a las Ciencias de
la Comunicación, es decir, se valora la especialización en el sector además de
las competencias documentales genéricas. De esto se infiere la fusión de
habilidades en comunicación, por un lado, e información y documentación, por el
otro.
Ilustración
2
Esquema metodológico del artículo.
Fuente: Elaboración propia
A
partir de los resultados de estos proyectos de investigación, surge la duda
razonable de si el perfil del gestor de contenidos debe multiplicar sus
funciones y su presencia en el entorno mediático radiofónico, tanto en el área
funcional o vinculada a la producción mediática, como en el área estratégica o
vinculada a la IO. Y si, por otro lado, las competencias de este perfil deben
reinterpretarse y adaptarse al contexto digital que goza de gran impulso en el modus operandi de la industria de la
comunicación.
Siguiendo
la inercia de las conclusiones surgidas tras los estudios descritos, nos
planteamos para esta ocasión los objetivos que se detallan a continuación, cuya
obtención se basa en un método analítico-deductivo, es decir, partimos de lo
más general para llegar a lo más particular, y cuyo soporte discursivo se
fundamenta en la revisión bibliográfica y los resultados obtenidos en
investigaciones previas.
O1-
Reflexionar sobre la vinculación entre el content
curator y el gestor de contenidos en el entorno mediático.
O2-
Interpretar, a partir de la realidad observada, si el perfil del gestor de
contenidos en el entorno mediático corre peligro o si, por el contrario, se
está abriendo ante él un abanico de posibilidades laborales cuya ejecución
implica una especialización sectorial ausente en la oferta formativa actual del
Grado en Información y Documentación que puede ser satisfecho por otros
perfiles como el periodista.
Es
preciso matizar las limitaciones metodológicas de esta comunicación que sin
duda condicionan su alcance a lo local, pues los mismos estudios que se
presentan como precedente y fundamento de este artículo cuentan con esta
premisa localista desde su propia base metodológica:
En
cuanto a la primera investigación:
La
muestra seleccionada se reduce a cuatro marcas radiofónicas –SER, COPE,
Onda Cero y RNE– aunque éstas son entendidas como representación de la
generalidad por su alcance funcional y sus dimensiones empresariales.
El
estudio de campo se comprende en un espacio temporal limitado, de julio de 2010
a abril de 2013. Con ello, los resultados se conciben como una representación
sintomática de la realidad.
En
cuanto a la segunda investigación:
Aun
sabiendo que asignaturas y competencias no son conceptos paralelos, pues las
competencias son trasversales a las asignaturas, el trabajo de campo se
desarrolla a partir de la oferta de asignaturas presente en el plan de estudios
del Grado de Información y Documentación en el curso académico 2014-2015 obviando
las guías docentes. Es decir, las autoras de este estudio se basan únicamente
en el indicativo de la asignaturas y no en la descripción pormenorizada de sus
contenidos o finalidades; aun así, es preciso matizar que el análisis,
clasificación y codificación de las asignaturas responde a un criterio
inquisitivo desde una perspectiva intrínseca al sistema universitario y
conocedora del plan de estudios.
Asumiendo
estas limitaciones, el presente artículo no procura la generalización de sus
conclusiones, pero sí presentarlas como un acercamiento a la realidad,
fundamentadas en estudios de carácter científico.
5. La
gestión de contenidos y el content
curator en la empresa de comunicación. Perfiles profesionales.
Si
ahora nos ceñimos a la empresa de comunicación y a su actividad, encontramos
una particularidad que la diferencia de otras organizaciones: su producción es
en sí misma objeto mismo de gestión, es decir, es susceptible de ser gestionada
en su versión final y exige del apoyo documental en su proceso de elaboración.
Por esta razón, es tónica habitual que la actividad de la gestión de contenidos
en este contexto se ciña en exclusiva a los fondos mediáticos o susceptibles de
ser mediatizados, descentralizando la gestión del resto de los contenidos generados
en otras áreas de actividad de la empresa de comunicación y vinculados a la
inteligencia organizacional (Rodríguez Pallares, 2016).
Asumiendo
esta realidad, es preciso recuperar la contextualización: el salto a la
comunicación online, supuso para la empresa
de comunicación una reconfiguración de su actividad que, de forma lógica,
conllevó la necesidad de asumir nuevas habilidades profesionales tanto en la
producción como en la difusión de contenidos, inexorablemente relacionadas con
una reconversión en su modelo de negocio.
Este
nuevo paradigma comunicativo conllevó no pocas reflexiones en relación al papel
del periodista y del gestor de contenidos y a la vinculación de ambos en un
entorno de trabajo colaborativo propio del "periodismo integrado" (Salaverría,
Negredo y Piqué, 2008).
Hace
una década, la profesora Rubio Lacoba adelantaba ya que la adaptación al
periodismo digital estaba desvirtuando la figura de periodistas y
documentalistas a favor de un perfil triangular en el que confluyen habilidades
documentales, tecnológicas y periodísticas (Rubio-Lacoba, 2005: 19). Se
argumenta en el ámbito científico y profesional que existe un traspaso de
competencias entre el periodista, que ha adquirido mayor autonomía en la
recuperación de contenidos (Micó Sanz, Massip Massip y García Avilés, 2009:
284; Baranda del Campo, 2009: 189; Ortiz Sobrino, 2013: 89), y el gestor de
contenidos, que está capacitado para intensificar sus funciones creativas y
enriquecer, por un lado, la oferta mediática y, por el otro, la actividad y la
comunicación internas.
La
creatividad atribuida al gestor de contenidos ha sido defendida recientemente
como complemento al servicio prestado por los medios de comunicación en más de
una ocasión (Rodríguez Pallares, 2015; Barbeito-Veloso, et. al., 2015). Se
trata de reinventar la labor de este profesional añadiéndole funciones como la
creación de contenidos propios o la gestión y difusión de contenidos web.
Como
se decía en las conclusiones de la primera investigación y germen de este
trabajo, el alcance del gestor de contenidos tiene cabida en todos los ámbitos
de la empresa de un modo interno y externo a la misma.
Ilustración
3
áreas de influencia de la gestión de
contenidos en una empresa de comunicación mediática. Fuente: Elaboración
propia.
La
aplicación de la gestión de contenidos proyectada hacia dentro de la empresa
está vinculada a la IO de la que se habló anteriormente y, a su vez, al modelo
de negocio implantado en la organización. Sus funciones se bifurcan en el
servicio de dos prestaciones:
La
primera, tal y como se explicaba previamente, vela por gestionar, salvaguardar
y dinamizar el conocimiento explicitado generado en todas las áreas de una
organización de forma integrada en un mismo sistema de gestión de contenidos
(CMS), facilitando su recuperación y su reutilización con el objetivo de
contribuir a la toma de decisiones futuras de forma responsable –estos
contenidos estarán sujetos a perfiles de acceso y sistemas de seguridad que
garanticen la privacidad de fondos sensibles (Rodríguez Pallares: 2016)–.
Es decir, la perspectiva de la integración de contenidos responde a los
objetivos generales de la empresa por salvaguardar la actividad de la misma de
forma trasversal y así facilitar su cuantificación y ponderar sus fortalezas y
debilidades de forma lógica.
La
segunda se vincula al carácter proactivo que también se le atribuye al perfil
del gestor de contenidos adaptado al contexto actual, definido por la
competencia llevada a su máximo exponente, a la globalización y la
concentración empresarial y al ecosistema digital. Más allá de trabajar con la
producción propia de la empresa, en este caso, la actividad del gestor de
contenidos pasa por recuperar contenidos ajenos bajo demanda que puedan tener
relevancia para la organización y a esta función se añade la de crear
contenidos propios. Es decir, se trata de generar productos a partir de su
actividad que colaboren con la actividad de otras áreas de negocio o que
potencien la comunicación interna.
La
aplicación de la gestión de contenidos proyectada hacia fuera de la empresa de
comunicación mediática está dividida en dos grandes áreas: el área de la
producción y el área de la comunicación externa –marketing, reputación,
valor de marca...–. Aunque ambas áreas tienen incidencia directa en la
actividad interna de la organización, se tipifican dentro de la categoría de
proyección externa ya que tanto el destinatario de la producción mediática como
el de la comunicación externa es ajeno a la misma.
A
raíz de las conclusiones vertidas en los proyectos que preceden a este artículo
se establecen los siguientes cometidos para el gestor de contenidos en relación
a la producción de la empresa de comunicación que, en una situación ideal, se
repiten con los vinculados a la proyección interna:
La
primera función del gestor de contenidos en el área de la producción, solapa su
proyección entre lo interno y lo externo. La razón es simple: su
responsabilidad es ahora gestionar, salvaguardar y dinamizar los contenidos
generados en el ejercicio de producción del servicio de la organización, esta
actividad tiene proyección interna porque pone en valor su actividad al
someterla a control y cuantificación, pero también externa al potenciar su
reutilización en productos a distribuir.
La
segunda y la tercera función se vinculan también al carácter proactivo del
gestor de contenidos. Se trata de que éstos colaboren con el rastreo y
selección de datos e información necesarios para la producción del servicio
noticioso ofertado por la empresa de comunicación. Además, por su condición de
conocedores del archivo, abre para este perfil la posibilidad de crear
contenidos propios que complementen el trabajo de los periodistas de cara a los
usuarios.
En
relación al área de la comunicación externa, vinculada al marketing, la
reputación o el valor de marca, la responsabilidad del gestor de contenidos se
divide, de nuevo, en dos funciones:
La
primera función es la gestión de contenidos generados por las áreas
responsables de las actividades vinculadas a la comunicación externa de la
empresa y la colaboración con sus cometidos en forma de rastreador y
recuperador de contenidos útiles para el desempeño de su labor.
La
segunda función es la creación de contenidos propios, por un lado, de carácter
interno, es decir, cuyo objetivo es facilitar el ejercicio de las actividades
vinculadas con la comunicación interna realizadas en el seno de la empresa y,
por otro lado, de carácter externo, ya que dichos contenidos pueden y deben
verse reflejados en la percepción del usuario.
Tras
esta categorización, es evidente que se abre una abanico de posibilidades que
las empresas de comunicación, bien por falta de perspectiva estratégica, bien
por falta de recursos, no están aplicando en sus modelos de negocio. Pero
asumiendo estas oportunidades como viables, se plantea ahora una duda: ¿existe
un perfil único que atienda a todas las exigencias que implica el desempeño de
las competencias del gestor de contenidos? La respuesta es que actualmente no.
La
realidad es que no existe una formación específica que cumpla los requisitos
que exige el desempeño de estas funciones. Existe, como viene siendo habitual,
una base formativa que pide una especialización posterior.
En
el segundo proyecto descrito como precedente de este artículo, se argumentó
que, en el seno del área de gestión de contenidos radiofónica en España eran
muy valoradas competencias vinculadas a la comunicación, lo que implicaría la
especialización, bien del comunicador, bien del gestor de contenidos hacia las
competencias de su análogo.
Ilustración
4
Valoración gráfica de las competencias
documentales en el entorno radiofónico generalista español. Fuente: Rodríguez
Pallares, Rodríguez Barba y Fernández Sande, 2014
Esto
coincide con lo apuntado por García y Leiva-Aguilar (2013: 40) cuando hablan de
la intersección de perfiles profesionales para con el content curator y es que son precisos conocimientos básicos del
área en la que se está ejecutando la labor.
No
cabe duda de que las tareas vinculadas con la gestión, salvaguarda y dinamización
del conocimiento explicitado en cualquier área de aplicación, se vinculan, por
lógica, al perfil del gestor de contenidos. El debate se abre a colación de la
multiplicación de funciones proactivas hacia la creación de contenidos propios
o sense making –entendidas aquí
como la inevitable adaptación al entorno de trabajo– y el surgir de
nuevas terminologías para identificar a ese perfil profesional adaptado, como content curator.
Efectivamente,
el concepto de contet curator suma
novedades prácticas que, en el contexto de una institución, forman parte de un
modelo de negocio y están delimitadas por el mismo y el departamento que las
abriga. De igual modo que la reinvención del perfil del gestor de contenidos y
su multiplicación de funciones está regulada por un modelo de negocio que, en
un momento dado, decide o no sacar partido a sus contenidos y a sus
responsables humanos como activos intangibles de la organización. ¿Qué se
pretende decir con esto? Que las posibilidades de actuación dependen de las
directrices dadas en un entorno organizativo, así como el solicitar la
inclusión de un nuevo perfil o fomentar la ampliación de las funciones de un
perfil existente.
La
multiplicación de funciones del gestor de contenidos, por justicia, debería
concederle el privilegio de arrastrar su perfil profesional a las nuevas
oportunidades laborales sin cederle espacio a otros profesionales, pero la
concatenación de orientaciones y habilidades requeridas y dependientes del área
de ejecución de su actividad, abren el nicho laboral a otros muchos perfiles a
caballo, como se decía anteriormente, entre la comunicación, la documentación y
el marketing.
6.
Reflexión conclusiva
Tras
este discurso, podemos concluir que las necesidades prácticas y las
posibilidades funcionales del entorno empresarial digital de la comunicación
parecen estar definiéndose, no así el perfil profesional de su ejecutor que
debe, en cualquier caso, mimetizarse con las riquezas y oportunidades que
brinda Internet como canal de difusión y condicionante de la cadena de valor de
cualquier organización.
En
el campo analizado, la empresa radiofónica, el futuro –ampliable al
entorno mediático en su amplitud conceptual– pasa por aplicar medidas
vinculadas a IO que velen por la aplicación de políticas estratégicas. En este
ecosistema deseable e idealizado, la gestión de contenidos juega un papel
determinante, la multiplicación de sus funciones es un requisito necesario para
optimizar el valor de los contenidos organizacionales.
Finalmente,
el atribuir la autoría de estas funciones al content curator o al gestor de contenidos es un asunto que no deja
de limitarse a discusiones científicas, sin embargo y aunque la perspectiva
aquí defendida es la que posiciona al gestor de contenidos como ejecutor de
dichas responsabilidades, hasta que no se profesionalice con mayor detalle su
actividad y se siga apoyando la contratación de personal todoterreno al que,
por su condición de millennial, se le
presuponga experto en todo lo vinculado a lo digital, existe un nicho laboral
no delimitado por condicionantes en forma de título formativo, así es que, en
respuesta al segundo objetivo planteado, las oportunidades se abren a egresados
de diferentes perfiles cualificados en el campo de la comunicación interna y
externa, por un lado, y la información y la documentación, por el otro.
Referencias
Bibliográficas
AIMC (2015). Resumen
general EGM- de octubre a mayo de 2015. Madrid. Disponible en:
http://www.aimc.es/-Datos-EGM-Resumen-General-.html [última
fecha de consulta: 15 de diciembre de 2015]
Andreu
, R., y Sieber
, S. (1999). La gestión
integral del conocimiento y del aprendizaje. Economía Industrial, (2),
pp. 63-72.
Baranda Del Campo, C.
(2012). "La barrera entre el periodista y el documentalista". Documentación de las Ciencias de la
Información, vol.35, pp. 101-117 http://dx.doi.org/10.5209/rev_DCIN.2012.v35.40448
Barbeito-Veloso, M. L.;
Cid-Leal, P.; Perona-Páez, J. J.; Recoder-Sellarés, M. J. (2015). Servicios de
Documentación y webs radiofónicas: un maridaje necesario en el entorno digital.
Revista Española de Documentación Científica, 38 (3)
Barceló
Llauger, M. (2001). Hacia una economía del conocimiento. Madrid: ESIC.
Bueno Campos
, E. (1997). Organización
de empresas: Estructura, procesos y modelos. Madrid: Pirámide.
Camelo Ordaz
, C. (1996). El
comportamiento de las empresas frente a la comercialización en sus
innovaciones: algunas reflexiones teóricas. Investigaciones
Europeas de Dirección y Economía de la Empresa, 2 (2), pp. 149-170
Choo, C. W. (1999). La
organización inteligente. El empleo de la organización para dar significado,
crear conocimiento y tomar decisiones. México: OXFORD University Press.
Eíto Brun, R. (2013).
Madurez de la gestión de contenidos, ¿sinónimo de desgaste o de oportunidades?. El Profesional de la Información,
5 (22), pp. 377-380. http://dx.doi.org/10.3145/epi.2013.sep.03
Fernández Sande, M.,
Rodríguez Barba, D. y Rodríguez Pallares, M. (2013). La gestión de contenidos
como actividad estratégica en la empresa de radiodifusión. Estudio de casos en
la radio comercial española. El
Profesional de la Información , 22 (5) pp. 392-398
Guallar, J. y
Leiva-Aguilera, J. (2013). El content
curator: guía básica para el nuevo profesional de Internet. Barcelona: UOC.
Marquina, J. (2013). El content curator o el profesional de la
desinfoxicación. Disponible en: http://goo.gl/yBhZzy [web blog] última
fecha de consulta: 17 de septiembre de 2015
Micó-Sanz, J. L., Masip
-Masip, P., y
García-Avilés
, J. A. (2008).
Periodistas que ejercen de documentalistas (¿y viceversa?). Nuevas relaciones
entre la redacción y el archivo tras la digitalización
de los medios". El Profesional De La
Información, 3 (18) pp.
284-290
Navas López
, J. E.,
y Ortiz de Urbina Criado
, M. (2002). El capital
intelectual
en la empresa. analisis de criterios y
clasificacion multidimensional. Economía Industrial, (4), 1 pp. 63-171
Núñez Paula
, I. A. (2004). La gestión
de la información, el conocimiento, la inteligencia y el aprendizaje
organizacional
desde una perspectiva socio-psicológica. Acimed: Revista Cubana De Los Profesionales De La Información y La Comunicación
En Salud
Ortiz Sobrino, M. A. (2013). "Profesionales polivalentes para
la radio y la televisión", en Perfiles
profesionales y espacios de empleo en Información y Comunicación. Madrid:
Icono14 pp. 71-93
Reig, D. (2010). Content
curator intermediario del conocimiento: nueva profesión para la web 3.0. El caparazón, 9 de enero [web blog]
Disponible en: http://goo.gl/yB8s8v [última fecha de consulta: 19 de septiembre
de 2015]
Rodríguez Pallares, M.
(2015). Integración y visibilidad de la gestión de contenidos, dos retos por
alcanzar en el modelo de comunicación radiofónica digital. Análisis de los
casos de SER, COPE y RNE. Revista General
de Información y Documentación, 25 (1) pp. 191-213
Rodríguez Pallares, M.
(2016). Propuesta conceptual de un modelo de gestión de contenidos y del
conocimiento en la empresa radiofónica. Revista
española de documentación científica
Rodríguez Pallares, M. y
Pérez Serrano, M. J. (2015). ¿Responde la base curricular del egresado en
Información y Documentación a las exigencias del mercado laboral? El perfil del
documentalista radiofónico en España. Communico, vol. 1
Rubio Lacoba, María
(2005). El perfil triangular del documentalista digital: Novedades y constantes
del emisor de documentación en el periodismo digital. Scire: Representación
y Organización Del Conocimiento, 11(2) , pp. 17-32.
Salaverría
, R., Negredo
, S., y Piqué
, A. M. (2008). Periodismo
integrado: Convergencia
de medios y reorganización de redacciones.
Barcelona: Sol90.
Sanz Martos, S. (2012).
¿Por qué lo llaman 'content curator' cuando quieren decir documentalista? ComeIN, 10 de abril [web blog]
Disponible en: http://goo.gl/9Jtezq [última fecha de consulta: 19 de septiembre
de 2015]
Stake, R.
E. (2007). Investigación con estudio de casos. Madrid: Morata.
Varela, V. (2012).
Polémica por el término Content Curator. El
Content Curator, 27 de marzo de 2012. [web blog]. Disponible en:
http://goo.gl/pIy9IG [última fecha de consulta: 20 de septiembre de 2015]
George, T. (2013). Why
content curator and wrowdsourcing will change everything? Internet Billboards,
10 de junio [web blog]. Disponible en: http://goo.gl/3dr3wk [última fecha de
consulta: 20 de septiembre de 2015]
Fundación de Tecnologías
de la Información (FTI) (2012). Perfiles
profesionales más demandadas en el ámbito de los contenidos digitales en España
2012-2017: profesionales TIC 2011.
Madrid: FTI-EMETIC. Disponible en: http://goo.gl/U4qfU3 [última fecha de
consulta: 20 de septiembre de 2015]